Polifonía de Saberes

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Otras Justicias Posibles

(2025)

Cuando los cuerpos celestes colisionan, se reordena la materia y emergen nuevas formas de vida y movimiento. Este año nos juntamos 8 artivistas, artistas, educadores populares por la paz y gestores culturales, con la intención de contener y habitar esos quiebres que necesitamos atravesar para imaginar y construir formas de justicia que no reproduzcan la lógica punitiva frente a las violencias de género. 

 

Luego nos juntamos con diversas personas, colectivas y organizaciones de Boyacá y Bogotá para continuar este ejercicio de imaginar alternativas que no se sustentaran en el sistema penal, ni en prácticas de escrache, y sí en la construcción comunitaria de dinámicas de responsabilidad, reconocimiento, memoria, reparación y sanación. 

Sentimos frustración porque frente a las violencias de género vemos solo tres caminos, judicializar, escrachar o callar. 

Judicializar nos obliga a narrar nuestros dolores bajo las reglas del Estado. Nos obliga a traducir lo que nos pasó en lenguajes jurídicos, a convertir lo vivido en un expediente. Nos revictimiza, extractiviza nuestras heridas. 

El escrache aunque grito necesario, ¿es la única opción desde la autogestión?

Y el silencio… esa casa invisible donde se sostienen nuestros dolores más profundos, ese lugar donde las palabras empiezan a formarse… 

                   El silencio es necesario cuando es elegido, no puede ser una condena, una cárcel que nos confine del mundo, un pacto tácito para no incomodar. 

Como si nuestras vidas pudieran reducirse a esa trampa entre el silencio impuesto, el castigo estatal o el linchamiento público. Como si la búsqueda de justicia fuera una tarea individual y no un proceso colectivo. El individualismo neoliberal nos quiere sobrevivientes, pero sin comunidad. 

Nos negamos a creer que eso es todo. Necesitamos crear otras formas de justicia, sin impunidad, sin espectáculo, sin castigo, sin obediencia.

Yuvicachá

YouTube player

En la ciudad camina un cuerpo guiado por un llamado subterráneo, en sus entrañas un río lo escucha. Se abre un portal en el que se develan memorias enterradas por la colonización y en este encuentro nace Yuvicachá.

Este cortometraje fue realizado en el marco del laboratorio de investigación-creación “alternativas de justicia punitiva frente a las violencias basadas en género”

Laboratorio

En el laboratorio de investigación-creación “alternativas de justicia punitiva frente a las violencias basadas en género” nos juntamos 8 artivistas, artistas, educadores populares por la paz y gestores culturales, para contener y habitar esos quiebres que necesitamos atravesar para imaginar y construir formas de justicia que no reproduzcan la lógica punitiva frente a las violencias de género.

Rodaje Ritual

No hubo ensayos, ni repeticiones. Lo que ven ocurrió una vez.

Las tomas únicas nos invitan a una presencia radical, sostenida en la escucha, en el cuidado, en lo ritual. Este rodaje fue un gesto de honestidad con lo real por la forma en que nos implicamos con ese presente: entre nosotrxs, con Vicachá, con Quijicha Caca y Chiguachí.

Este rodaje fue una experiencia colectiva que requiere lo mismo que Otras Justicias Posibles: confianza, vínculo, entrega y sensibilidad para habitar lo incierto.

Talleres

En este proceso comprendimos que esta lucha necesita hacerse en colectivo y nutrirse de la diversidad de territorios, miradas y apuestas. Por eso convocamos dos talleres, uno en Sogamoso y otro en Bogotá en articulación con La Enredadera Colectiva, Montañeras Enruanadas, Las Clandestinas y Corporación Otra Escuela con la intención de sentar las bases que nos permitieran construir una alternativa de justicia adaptada a las necesidades de nuestros contextos. 

Lanzamientos

Realizamos dos encuentros públicos y abiertos en la sede del Festival de Cine Independiente de Sogamoso (FECISO) y en La Hoguera en Bogotá para proyectar el cortometraje, activar performativamente los fanzines y aperturar el diálogo sobre otras justicias posibles, la creación colectiva en la expansión de la imaginación política y el ritual como práctica inherente en nuestro artivismo.

Imaginamos justicias que se construyen de los restos, de los escombros, de los fragmentos rotos, con las heridas abiertas.
Aprender a sentirlas, a escuchar sus memorias, sus nombres, las historias que narran nuestros orígenes. Imaginar desde las heridas es habitar e intervenir las ruinas que deja el patriarcado-colonial-capitalista; es convocar a las memorias ancestrales a que dialoguen con las urgencias de nuestro presente. Donde los saberes que han querido aniquilar vuelven, aunque no intactos. Vienen mezclados, mestizos, híbridos, llenos de fisuras, pero vivos.

No queremos sustituir una estatua por otra.

Estas otras justicias no se alzan sobre pedestales ni se elevan por encima de los pueblos. No tienen forma definitiva porque se adaptan a las memorias, a los dolores, a cada territorio y sus vínculos.

Están vivas, respiran. Son múltiples, tropiezan. Se mueven, se transforman.

Y, aunque no tengan forma fija, sí tienen raíces: se sostienen en la memoria de quienes han hecho justicia sin las armas del opresor.

Estas otras justicias se sostienen en el rechazo del castigo como dogma. Porque el castigo al disfrazarse de justicia, infiltra autoritarismo.

Estas raíces, aunque invisibles, como el silencio, atraviesan suelos y conectan territorios y sus luchas.

Este deseo nos convoca a la desobediencia no heróica.

A cuidar la hoguera en plena tormenta.

Nos exige tiempo, paciencia.

Prácticas cotidianas.

ALETEA LIBRE

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