Estado de suspensión:
cuerpo correo

(De la oruga a la crisálida)

Duele la lengua rota.
¿Dónde está mi femenino?
¿A dónde se ha ido mi lengua y yo con ella?
Y en este silencio de la lengua,
¿qué tonada silbaré?
Mi cuerpo es la verdad pg. 109

 

Estado de suspensión: cuerpo correo se sustenta en la acciones de hablar, escuchar, escribir afectivamente relatos de mujeres alrededor de varios tópicos que cruzan la experiencia corporal, la autonomía y el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, en el contexto de manifestación social de la marcha del 28S. La escucha es traducida por mi propio cuerpo en un relato colectivo que toma la forma de epístolas escritas, acudiendo a un dispositivo en el que porto una máquina de escribir mecánica que alguna vez fue de mis tías y abuelas paternas. El acto poético entre escuchar y escribir, se liga a mi pulso vital como camino de transformación en el momento de la lectura en voz alta de las epístolas creadas con las mujeres que se tejen a la performance, acto que se convierte en un hecho restaurador.

En esta performance colectiva de escucha afectiva en espacio público apelo al ciclo hablar/escuchar/escribir/leer para dar espacio a la palabra, de múltiples mujeres, la cual se vuelve epístola. Las acciones de hablar, escuchar, escribir y leer activan un estado de suspensión de la voz interna, del cuerpo desde la vitalidad y el aliento, para dejar huella con el toque de las letras de la máquina de escribir en tanto experiencia afectiva del cuerpo.

Aquel toque emite un sonido que accede a nuestras afecciones, memoria y a las vibraciones de lo que se quiere manifestar y hacer público para amplificar la autonomía, ejercer la libertad de nuestros cuerpos, relatar sus aconteceres, reafirmar su valor, denunciar las vulneraciones de derechos, el ejercicio de relaciones de poder, resistir a la identidades que se nos impone como mujeres y de esta forma proponer una experiencia de transformación.

El soporte del papel recibe las huellas de esa transformación para hurgar en el cuerpo y los patrones culturales impuestos, sostén de las distintas violencias ejercidas hacia a las mujeres y que aún son lastre del conflicto armado en Colombia. Solo tocando y escuchando nuestro interior emerge la restauración expresada en epístolas de cuerpo correos, símbolos de los devenires de estados imaginales, de lo abstracto a lo concreto, de la oruga a la crisálida.

Las cartas que emanan de esta performance aspiran a ser un relato contra hegemónico de los testimonios recogidos en el tomo Mi Cuerpo es La Verdad de Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, en tanto un modo sensible de incorporar un mundo desconocido para transformar la razón.

Paola Correa

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